Por qué algunos idiomas no tienen palabras para «izquierda» o «derecha»

Word for “Left” or “Right”

En algunos idiomas no existe palabra para “izquierda” o “derecha”, un hecho que revela más sobre el cerebro y la cultura humana de lo que podríamos suponer.

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Lejos de ser una mera curiosidad lingüística, esta ausencia ofrece una perspectiva convincente de cómo las personas conceptualizan el espacio, interactúan con su entorno y forman una identidad colectiva.

A través de una combinación de evidencia antropológica, ciencia cognitiva y observaciones del mundo real, exploramos cómo esta brecha direccional transforma la percepción.

Este artículo analiza las implicaciones culturales, neurológicas y funcionales de este fenómeno, incorporando ejemplos reales, evidencia estadística y perspectivas de expertos.

También encontrará una tabla resumen sobre los sistemas lingüísticos globales y dos recursos externos confiables para una exploración más profunda.

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Una perspectiva global: no todos los idiomas piensan igual

El inglés y la mayoría de las lenguas occidentales se basan en términos espaciales egocéntricos: “izquierda”, “derecha”, “delante” y “detrás”.

Estas direcciones cambian según la posición y la orientación del hablante. Sin embargo, este no es un modelo universal.

En más de un tercio de los idiomas conocidos del mundo, la gente no utiliza un palabra para “izquierda” o “derecha” en absoluto.

En lugar de ello, emplean direcciones cardinales (norte, sur, este, oeste) o señales topográficas como subida/bajada.

Por ejemplo, los hablantes del idioma maya tzeltal en México usan “cuesta arriba” y “cuesta abajo” para describir lugares, incluso en interiores.

Del mismo modo, los aborígenes Guugu Yimithirr de Australia se refieren exclusivamente a los puntos cardinales, diciendo cosas como: "Tu lado sur está sucio", independientemente de la orientación del hablante.

Estos sistemas geocéntricos requieren una conciencia constante del paisaje y la dirección, integrando profundamente la geografía en la cognición.

La investigación del científico cognitivo Stephen C. Levinson, afiliado al Instituto Max Planck, respalda esto con datos sólidos.

Descubrió que los individuos de culturas de lengua geocéntrica a menudo superan a otros en tareas de memoria espacial y orientación, lo que demuestra que estos sistemas direccionales entrenan el cerebro de manera diferente.

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Necesidad ambiental y funcional

¿Por qué algunas culturas rechazan la orientación relativa? La respuesta reside en el contexto. En paisajes extensos o con una topografía variada, el lenguaje direccional fijo no solo es más preciso, sino también esencial para la supervivencia.

Piense en comunidades en desiertos abiertos, regiones costeras o cordilleras. En tales entornos, decir "camina hacia el este, pasando las dunas" es más útil que decir "gira a la izquierda después del árbol".

Desde la infancia, los hablantes de lenguas geocéntricas interiorizan la orientación similar a la brújula. En su caso, el cuerpo no es el punto de referencia, sino el mundo.

Este cambio en el marco cognitivo comienza con la forma en que los ancianos dan instrucciones sobre cómo se desarrollan los juegos y los rituales.

No se trata de complejidad lingüística, sino de adaptación funcional.

La tierra enseña el idioma. Sin embargo, en sociedades urbanizadas y estructuradas, las orientaciones egocéntricas resultan más eficientes.

Los edificios, las cuadrículas y la señalización hacen que las posiciones relativas sean fiables y escalables. Así es como la evolución lingüística responde al contexto humano.

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Tabla: Uso global de sistemas de referencia espacial

Tipo de referencia espacialPorcentaje de idiomas globalesCaracterísticas primarias
Cardenal (Geocéntrico)38%Utiliza direcciones fijas (N, S, E, O)
Relativo (egocéntrico)30%Utiliza la orientación corporal personal (izquierda, derecha)
Mixto/Topográfico32%Utiliza señales de elevación y terreno (cuesta arriba, orilla del río)

Según el Atlas mundial de estructuras lingüísticas (WALS)El sistema cardinal domina en los idiomas que se hablan en Oceanía, partes de África y América Central.


Cerebro y comportamiento: cómo el lenguaje moldea el pensamiento

Los experimentos de la lingüista cognitiva Lera Boroditsky con hablantes aborígenes revelaron descubrimientos asombrosos. Las personas podían orientarse con precisión cardinal incluso en interiores o en ciudades desconocidas.

Un participante fue capaz de señalar con precisión los puntos cardinales en completa oscuridad, una habilidad que rara vez se encuentra en usuarios de idiomas egocéntricos.

Esta inteligencia espacial no es innata; se cultiva mediante el uso diario de términos geocéntricos. Como resultado, la ausencia de una palabra para “izquierda” o “derecha” conduce a una mayor conciencia ambiental.

Los hablantes deben saber siempre dónde está el norte o dónde se encuentra la montaña en relación con su cuerpo.

En lugar de ser menos capaces, exhiben una forma de inteligencia que pasa desapercibida en nuestras sociedades impulsadas por el sistema métrico.

Esto sugiere que el lenguaje no sólo describe el pensamiento; en realidad puede reconfigurar la capacidad del cerebro para procesar el espacio.

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Un experimento mental: GPS vs. Brújula

Piénsalo de esta manera: usar direcciones relativas es como navegar con GPS, actualizando constantemente tu ruta en función de tu posición.

Por el contrario, utilizar sistemas cardinales es más como llevar una brújula: siempre debes saber dónde estás en el mundo.

Ambos sistemas funcionan. Pero dirigen la atención de forma diferente. Un usuario de GPS se centra en el entorno inmediato, mientras que un usuario de brújula piensa globalmente.

Este marco mental, moldeado por el lenguaje, cambia el modo en que las personas experimentan no sólo el movimiento, sino también la memoria, la narración y la planificación.

Entonces, cuando a una lengua le falta una palabra para “izquierda” o “derecha”No es una ausencia, es una visión del mundo alternativa.


Memoria, aprendizaje e impacto a largo plazo

La forma en que los niños adquieren estos sistemas espaciales influye en más que sólo la dirección.

Los estudios demuestran que los niños criados en lenguas cardinales desarrollan una memoria a largo plazo más sólida al ser evaluados en tareas espaciales. ¿Por qué? Porque forman mapas mentales basados en puntos de referencia estables.

Este modelo se extiende a otras áreas. En la narración, por ejemplo, los hablantes suelen describir eventos utilizando términos cardinales para transmitir tiempo y movimiento.

“Caminó hacia el norte, hacia la tormenta” no sólo transmite imágenes, sino un ancla precisa en el espacio y el tiempo.

Incluso las artesanías y los rituales tradicionales se alinean con esta filosofía. En muchas sociedades indígenas y aborígenes, las ceremonias y los edificios se alinean según directrices sagradas, no según una ubicación arbitraria.

Esto revela una cosmovisión donde la orientación no es sólo práctica, sino sagrada.


Dos casos de la vida real, naturalmente integrados

Entre los Guugu Yimithirr, un niño podría escuchar: “Pasa la sal al norte de tu plato”, en lugar de “a tu derecha”.

Esto no solo afecta la gramática, sino que define la percepción. De manera similar, en Bali, instrucciones como kaja y kelod Están arraigados en la religión, haciendo referencia a la montaña y al mar.

Estas direcciones estructuran los hogares, los rituales e incluso los saludos diarios.

Ambos ejemplos demuestran que cuando una cultura carece de una palabra para “izquierda” o “derecha”, adquiere todo un marco de significado y coordinación basado en algo más grande que la orientación individual.


La perspectiva tecnológica: Lo que la IA y el diseño UX pueden aprender

Las tecnologías modernas reflejan cada vez más el pensamiento occidental. Las aplicaciones de GPS, las herramientas de RA e incluso la robótica suelen utilizar la orientación egocéntrica. Sin embargo, los desarrolladores ahora ven limitaciones al adaptar estas herramientas para su uso global.

La incorporación de la lógica geocéntrica a la IA podría ofrecer mejoras en la navegación autónoma, especialmente en terrenos remotos donde los marcadores fijos importan más que las señales relativas.

Los diseñadores de UX también están repensando el lenguaje direccional en aplicaciones multilingües para garantizar interfaces intuitivas.

Esta conciencia cultural no es solo ética, sino también práctica. Nos recuerda que no todos los usuarios piensan en términos de "izquierda" o "derecha". Puedes explorar esta intersección con más detalle mediante un análisis detallado en Revista de tecnología del MIT.


Lo que perdemos en la traducción

Irónicamente, el inglés a menudo no logra traducir estos matices espaciales. Cuando los hablantes indígenas cambian a las lenguas dominantes, suelen abandonar los marcos geocéntricos, perdiendo no solo vocabulario, sino siglos de sabiduría cultural.

Esta pérdida lingüística debilita la conciencia ecológica y la preservación del patrimonio.

También reduce el abanico de modelos cognitivos disponibles para la humanidad. Apoyar la educación multilingüe y preservar las lenguas indígenas no se trata solo de cultura, sino de mantener vivas las herramientas mentales alternativas.


Reflexiones finales: Palabras que cambian el mundo

La ausencia de una palabra para “izquierda” o “derecha” No indica una carencia. Señala un tipo diferente de inteligencia: una que ve el mundo no a través de la lente del yo, sino a través de su geografía inmutable.

Estos patrones lingüísticos desafían suposiciones, amplían la diversidad cognitiva y enriquecen nuestra comprensión de la adaptabilidad humana.

A medida que la globalización continúa, honrar estos sistemas espaciales ofrece más que curiosidad. Ofrece perspicacia, humildad y un llamado a preservar las formas en que el lenguaje moldea el pensamiento.


Preguntas frecuentes

1. ¿Todas las culturas sin “izquierda” y “derecha” utilizan puntos cardinales?
No necesariamente. Algunos usan referencias topográficas como "río arriba" o incluso direcciones sagradas basadas en puntos de referencia.

2. ¿Esto afecta sólo al idioma?
No. Influye en la cognición, la memoria espacial, la arquitectura, los rituales e incluso el desarrollo infantil.

3. ¿Están desapareciendo estos sistemas lingüísticos?
Lamentablemente, sí. Con el predominio de las lenguas globales, muchos sistemas espaciales tradicionales están amenazados.

4. ¿Tiene esto aplicaciones prácticas fuera de la lingüística?
Por supuesto. La inteligencia artificial, el diseño de la experiencia del usuario e incluso la educación ambiental pueden beneficiarse del pensamiento geocéntrico.